Después de que le diagnosticaran un aneurisma, Melissa Jones contó con el apoyo de su esposo, Jerris, y su familia para superarlo. Hoy, ella es testigo de un milagro a través de la fe en Jesucristo y el poder de la oración .
Un día, mientras cenaba con Jerris y sus dos hijas, Melissa empezó a temblar y perdió el conocimiento.
“En ese momento, ella comenzó a temblar y se quedó sin fuerzas. La sostuve porque se estaba resbalando de la silla”, dijo Jerris a CBN News.
Presa del pánico, Jerris acudió en ayuda de su esposa, quien fue trasladada de urgencia a un hospital local.
En la sala de espera del hospital, Pat, la suegra de Melissa, se unió a la familia en oración: “Ella estaba vomitando en una bolsa y yo se la sostenía. Tenía dolor y arrastraba las palabras”, dijo su marido.
Y continuó: “Estábamos todos orando y algunos familiares estaban iniciando cadenas de oración”.
Pat agregó: “Sabía que la única esperanza era Jesús y la oración”.
Pat y sus nietas oran por Melissa.
La vigilia en el hospital duró hasta que llegó el médico, quien informó que Melissa había sufrido un aneurisma (dilatación anormal de una arteria) y su estado era crítico. Tuvo que ser trasladada a un hospital especializado en el caso.
“Dijeron: ‘Tenemos minutos, no horas. Necesitamos hacer esto de inmediato’”, recordó Jerris.
A pesar de los esfuerzos del equipo médico, el vuelo de Melissa se retrasó, lo que prolongó la agonizante espera de tratamiento.
Cuando Melissa llegó al quirófano, la presión en su cerebro le provocó un dolor agudo y gritó pidiendo ayuda.
“No había nada que pudiera hacer para solucionar la situación”, dijo Jerris.
Ejercer la fe
Melissa fue llevada a cirugía donde los médicos le extirparon parte del cráneo para tratar el aneurisma y detener el sangrado. A partir de ese momento, Melissa enfrentó varias incertidumbres sobre su pronóstico.
“Los médicos dijeron: ‘Ella podría sufrir un derrame cerebral y ser una persona totalmente diferente cuando se vaya de aquí. Puede haber algunos efectos secundarios que cambien la vida’”, informó Jerris.
“Estas son cosas aterradoras, no lo sabes con seguridad hasta que ella se recupera”, añadió.
Una semana después, después de más pruebas, el cerebro de Melissa todavía sangraba. Luego, tendría que someterse a cuatro cirugías más .
Según los médicos, sus posibilidades de supervivencia eran del 50% y podría sufrir graves daños cerebrales.
“Sabíamos que había gente orando y que se haría la voluntad de Dios. Mucha gente se puso en contacto para interceder por ella. No sólo para ella, sino también para la familia, para los niños, porque estamos viviendo un trauma real”, informó Jerris.
Melissa y sus hijas en el hospital.
Las cirugías fueron un éxito, sin embargo, la recuperación de Melissa aún era incierta: ‘No podía hacer que mi cuerpo funcionara. Era como si estuviera atrapada en mi cabeza y mi cuerpo no cooperara”, dijo Melissa.
“Mi oración fue: ‘Dios, ayúdame a superar esto. Estaría feliz de superarlo y quedarme aquí con mi familia”. Cuando dije esto, la paz de Dios me venció y no había otra opción, estaría bien. Sabía que Él me ayudaría”, añadió.
A pesar del pronóstico médico, en sólo tres meses Melissa se recuperó completamente gracias a las oraciones y la ayuda de la terapia.
Regresó a casa, al trabajo y a su familia. Jerris dijo que, al final, los médicos afirmaron que tenía menos del 1% de posibilidades de recurrencia (reaparición de los síntomas característicos de una enfermedad).
“Fue simplemente milagroso. No hubo consecuencias, todo fue gracias a Dios”, dijo Pat.
“Todos se reunieron y oraron por mí y eso me llevó a recuperarme, muy rápidamente, en todas las áreas que necesitaba”, dijo Melissa.
“Estaba cubierta y rodeada de fe y oraciones, y todas esas cosas contribuyeron a que ella superara esto”, añadió Jerris.
Melissa se mantuvo firme en su fe en Jesús y su determinación de superar la adversidad. Apoyada por las oraciones de sus seres queridos, desafió las expectativas y fue testigo de su milagro.
