Una historia de fe y perseverancia marcó una escuela en Gresham, Oregon, Estados Unidos. Después de 20 años de oración y esfuerzo, Joe y Andrea Franco, pastores de jóvenes del Family Worship Center, fueron testigos de un avivamiento entre los estudiantes de su comunidad.
Todo empezó en 2003, cuando la pareja animó a los jóvenes de su grupo a fundar un club “Juventud Viva” en el colegio, pero la directiva se lo impidió. Aunque estaban desanimados, los estudiantes continuaron leyendo la Biblia y orando durante los descansos, manteniendo viva la esperanza de algún día obtener permiso para unirse al club.
En 2023, veinte años después, Joe y Andrea animaron a los estudiantes a intentarlo una vez más. “Si todos hablan con el director, él no puede decir que no sin una razón válida”, aconsejó Joe a los estudiantes.
Esta vez, 18 estudiantes se reunieron y, con determinación, se acercaron al director de la escuela durante el almuerzo. Milagrosamente, recibieron un “sí”.
Con el permiso conseguido, el club empezó a reunirse, pero los desafíos no terminaron. Uno de los fundadores del club fue objeto de acoso severo e incluso otro estudiante lo animó a “detener el club bíblico y suicidarse”. Pero los jóvenes se mantuvieron firmes en su fe.
“No importa qué obstáculo puso el enemigo en su camino, el Espíritu Santo les dio sabiduría y favor para vencerlos”, dice Andrea Franco a AG News.
Influenciado por el ejemplo
Uno de los momentos más impactantes lo protagonizó David, quarterback del equipo de fútbol americano e integrante del grupo juvenil. David decidió arrodillarse y orar antes de los partidos, enfrentando la resistencia de algunos entrenadores que consideraban ofensiva su actitud.
Poco a poco, otros jugadores se le unieron y, al final de la temporada 2023, los 50 jugadores del equipo estaban de rodillas y muchos entrenadores los apoyaban.
“He sido árbitro durante 22 años, pero nunca había visto a un equipo completo arrodillarse y orar”, dijo uno de los árbitros a los pastores. “No tienes idea de lo inspirador que es esto”.
La influencia de David no terminó ahí. Invitó a sus compañeros a la iglesia y durante las dos semanas siguientes lo siguieron todas las líneas ofensivas y defensivas. Al final del segundo servicio, los 30 jugadores presentes caminaron hacia el altar y aceptaron a Jesús, y 13 de ellos fueron bautizados en el Espíritu Santo.
“El entrenador en jefe del equipo se acercó a mí, emocionado por los cambios que estaba viendo en los jugadores”, informa Joe Franco. “Me dijo: ‘Hagas lo que hagas, continúa. He visto cambios realmente grandes en estos niños'”.
Los impactos de las oraciones no se limitaron a los estudiantes. Uno de los entrenadores asistentes, que luchaba contra el alcoholismo, se conmovió por los cambios que vio en los jugadores y comenzó a asistir a la iglesia, iniciando su camino hacia la sobriedad. “Me siento diferente”, confesó el entrenador a Joe. “Siento una ligereza en mí que nunca antes había sentido”.
Joe y Andrea, que ahora son pastores principales del Family Worship Center, señalan que la adoración contagiosa de estos jóvenes ha transformado la atmósfera en la iglesia. “El domingo por la mañana, la adoración de estos jóvenes se volvió contagiosa”, dice Joe. “Se están convirtiendo en poderosos líderes religiosos dondequiera que vayan”.
Tom Bachman, quien ha trabajado con Youth Alive desde su fundación, es testigo del creciente movimiento de jóvenes comprometidos a alcanzar sus escuelas para Cristo. “Los adolescentes no son sólo la Iglesia del mañana; son la Iglesia de hoy”, dice Tom.
